EL PINTOR DE LA CUEVA DE ALTAMIRA
Todos miraban
a la entrada de la cueva como si esperaran un gran acontecimiento. Los ancianos contaban que la caverna era húmeda oscura, y que en la parte más ancha y alta
cabía de pie toda la tribu.
Al oír
esto, los niños más traviesos empezaron a arrastrarse por los guijarros de la
puerta dispuesta a entrar. La voz fuerte de un guerrero los detuvo:
_!Atrás¡ ¡Está prohibido ingresar en ese lugar hasta que el pintor termino su obra ¡
_!Atrás¡ ¡Está prohibido ingresar en ese lugar hasta que el pintor termino su obra ¡
Y es
que, desde varios meses antes, un hombre delgado y poco hablador pasaba todo el
día en aquel misterioso lugar, acompañado solo de dos ayudantes: uno que les
alumbraban con antorchas de sebo y otro
que le acercaba dos bolsas de piel de oso, en la que llevada polvo de colores.
Nadie sabía
lo que aquel personaje Asia en el
interior. Pero todos pensaban que era muy importante para la tribu.
Cuando
el sol se ocultó, el jefe ordeno descuartizar en enormes bisontes rojo que
había cazado la víspera. Luego colocaron dos horquillas de haya sobre el fuego y pusieron asar un gran pedazo de carne. El
jefe se sentó sobre un pedrusco y todos los demás hicieron los demás, formando
un coro alrededor del fuego. Pronto
empezó a hablar y a cantar.
Al poco
tiempo, el jefe se levantó y todos guardaron silencio. Tomo un guijarro y golpeo tres beses sobre la roca. Tres golpes
secos y cabernos le respondieron desde el interior.
El
jefe, entonces, hizo una señal con las manos y todos se pusieron de pie. Unos
segundos después, el pintor y sus dos ayudantes asomaron por el agujero de
entrada.
_!Síganme¡
- dijo el pintor.
En
silencio, toda la tribu penetro gateando en el inferior de la cueva. Los niños
sentían miedo y algunos lloraban asustado por las sombras. Cuando llegaron a la
sala principal, el pintor se subió a un montón de piedras que le servía de andamio, tomo la antorcha e ilumino el
techo.
_¡Que
ciervo y bisonte más hermoso ¡- Exclamaron.
-Como
ven a pintado a los dos animales que más necesitamos. Como lo he hecho es un
secreto. Solo les diré que fabrique mis pinturas mesclando polvo de piedras con
gaza; con pintura negro trace la silueta de los animales; luego coloree de rojo
y ocre su piel y, finalmente, pinte de negro los ojos y las pesuñas. ¡Que su
caza nos sea propicita!
_! Así sea ¡- Respondieron todos. Luego salieron al exterior, donde habían quedado dos personas de guardia, y empezó el festín.
_! Así sea ¡- Respondieron todos. Luego salieron al exterior, donde habían quedado dos personas de guardia, y empezó el festín.
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